domingo, 30 de enero de 2011

¿Otro astro de Hollywood con una argentina?




Dicen que John Cusack ceno con Lola Fernandez, una marplatense que quiere actuar, y un grupo de productores en Buenos Aires buscando quien haga de su novia en la version americana de " El hijo de la Novia" . Dicen que la invito despues al restaurante Grappa y al Hotel Faena. Ella no niega que haya habido un encunetro cercano. El astro hollywoodense pudo haverle dado a la actriz en ascenso el batacazo que necesitaba cuando la calle está dura? Calroq ue hay que ver si no tuvo que rencunciar a sus principios, declarados en uan nota reciente :

"No tengo ningún cuñado que me diga 'nena, esto es así' o 'andá a ver a tal'. Tampoco soy un minón, yo no soy una belleza convencional. Es bastante a pulmón lo mío, ahora me está ayudando un representante, pero está difícil la mano. Espero que la película " Esperando la Carroz 2" me permita despegar", augura.

No estoy dispuesta a hacer lo que no me gusta para ascender. Y entre lo que no me gusta está desnudarme. Siento de verdad que tengo condiciones de llegar, y anhelo a que mi laburo genere algo (risa o lágrima) en el otro, sin necesidad de mostrar las lolas. Creo que genero más deseos estando vestida.

Sorprendida por todo el tiempo que está en pantalla, Lola recuerda cuando se presentó al casting de "Esperando la carroza 2" para el papel de Martita, pensado originalmente para Luisana Lopilato. Pasó la primera etapa de prueba y en la fase final se encontró con Jesica Cirio, también en carrera. "No lo podía creer, me puso nerviosa su presencia. Me dije: 'Chau, con el cuerpo de ésta cómo compito'. Pero yo me di ánimo, confié en mi formación y tuve una buena performance con Luis Brandoni. Y creo que Luis se sintió cómodo y, en algún aspecto, tuvo peso a la hora de decidir".


Relajada, con una sonrisa cautivante y feliz por este momento, aspira a formar parte "de alguna tira televisiva", aunque por ahora nada la espera en el horizonte. "No me enloquezco, quizás me inquiete, pero alguien ya encontrará mi frecuencia. Voy despacito, confío", musita Lola, que vive en el barrio Once, con su abuela.

Con 26 años y un signo de interrogación en el casillero "novio", la marplatense que parece inocente e ingenua, se siente satisfecha con cómo es. "Algo debo tener", se acepta. "Tengo principios con los que no 'transo'. Mi cuerpo puede ser un envase que ayude, pero no es determinante. De hecho hace años que la estoy peleando y ser bonita no me benefició demasiado. Pero todo llega, despacito pero llega".

¿Le llegó rapidito?