jueves, 19 de marzo de 2009

Isabel Preysler : " Yo no hice nada"

Pocas mujeres de España tienene tanta fama y prensa como la filipina Isabel Preysler, nacida en Manila el 18 de febrero de 1951 , que llegó a a la vida del famosísimo cantante Julio Iglesias en el momento en que la carrera musical del cantante se disparaba internacionalmente. Entre 1971 y 1973, mientras su marido viajaba por medio mundo, nacieron los tres hijos fruto de este matrimonio: María Isabel (Chábeli), Julio José y Enrique Miguel. Dedicada plenamente al cuidado de sus tres hijos, Isabel dejó de acompañar a Julio y en 1978 comienzan los primeros rumores de separación. Unos meses después la pareja, vía comunicado, confirma el fin de su unión asegurando que la separación es de mutuo acuerdo. Pero la fama de Isabel Preysler no se vio mermada por esta circunstancia, sino todo lo contrario. La bella filipina entró en la aristocracia al casarse con el Marqués de Griñón. Apenas había pasado un año de la separación cuando Isabel es sorprendida en compañía de Carlos Falcó, Marqués de Griñón. En 1980 se casaron en secreto el mismo día que se emite el partido de fútbol Real Madrid - Real Sociedad.

De este matrimonio nació una hija, Tamara Isabel Falcó Preysler. Pero la felicidad de la pareja duró pocos años.

En 1983 empezaron los rumores se separación. Aunque el romance con el entonces Ministro de Economía socialista, Miguel Boyer, se niega, en 1985 la ruptura de Carlos Falcó e Isabel Preysler es definitiva. En marzo de 1986 son sorprendidos juntos por primera vez por los fotógrafos pero ellas ya han decidido no ocultar su amor.Con Miguel Boyer encuentra la estabilidad sentimental que tanto ansiaba.El 2 de Enero de 1988, Isabel y Boyer contraen matrimonio. La boda civil se celebra en la más absoluta intimidad auque no consiguen evitar ser fotografiados a la salida del registro civil de Madrid. Un año más tarde, y fruto de su tercer matrimonio, nace la benjamina de la familia, Ana. Con Miguel Boyer, Isabel ha encontrado la estabilidad personal y familiar que no logró junto a sus anteriores maridos. A pesar de vivir plenamente dedicada a su familia y es una abuela orgullosa que continúa acaparando portadas de revista cada vez que participa en un acto público. Aunque ha rebasado con creces los cincuenta el innegable atractivo de Isabel Preysler le ha proporcionado cuantiosos ingresos como imagen publicitaria de firmas como Porcelanosa, Suárez o Ferrero Rocher.¿ Qué hizo en la vida? Veamos : Fue ama de casa e imagen publicitaria.

Casada en primera nupcias con Julio Iglesias (1971-1978), en segundas con Carlos Falcó, Marqués de Griñón (1980-1985) y en terceras con Miguel Boyer ( 2 de enero de 1988).

Isabel, que es imagen de Porcelanosa desde hace 20 años,en un veneto festejando las dos decadas de dar imagen a la empresa, atendió a los requerimientos de la prensa y habló de su concepto de felicidad: "Cuando estoy rodeada de mis hijos y mi marido soy totalmente feliz". Preysler habló de su fama: "Yo no he hecho nada especial para tener éxito. Eso no es mérito mío sino vuestro", aclaró refiriéndose a la prensa.
Sí que has hecho algo , Isabel: casarte con famosos, mantenerte siempre bella y joven y aparecer en cuanta revista se pueda aparecer, cobrando encima fortunas por eso. Isabel acabó combinando al menos tres de los factores que mantienen a una persona en el pinaculo de la fama : casarse estrategicamente con personajes celebres,prestarse a ser objeto de la prensa del corazon , y mantenerse joven , flaca, rica y bella. Y después dice " Yo no hice nada" ...¿Nada?¡ lo hizo TODO!

Penélope Cruz : de paso por la fama


"Trato de no pensar en cómo mantener el status de estrella . Empecé a trabajar siendo una niña, y esto era para mí como un juego inocente. Nunca he tenido miedo de descender de categoría, y no se debe permitir que te contagien este tipo de miedos. En mis trabajos en Hollywood he conocido gente bajo presión. Yo me comporto como una actriz española de paso por Estados Unidos, y no me complico la vida tratando de fingir que soy lo que no soy.
He tenido suerte, porque me ofrecen proyectos continuamente en Estados Unidos. Me costaba más trabajo al principio de mi carrera. Para hacer Todos los caballos bellos tuve que hacer cuatro pruebas, en cuatro países distintos. Luego ya te empiezan a ofrecer cosas sin hacer pruebas, lo que me proporciona una absoluta sensación de liberación. Desde hace dos años me llegan guiones cada vez mejores, y no paso tensión.
No me tomo mi trabajo como una carrera de fondo. Pretendo trabajar toda mi vida, aunque no pueda mantener este ritmo. Cuando tenga una familia me gustaría dedicarle mucho tiempo, por lo que reduciría mis trabajos a la mitad.
Cuando llegue el momento espero ser una buena madre. Me encantan los niños, y creo en la familia. Las personas con las que más me relaciono están en mi familia.
¿Si he cambiado por el peso de la fama?
Cuando rodé mis primeras películas, mi hermana me acompañaba a todas partes, y ahora sigue ahí. Y eso que hoy es un día especialmente aburrido para la acompañante, porque tiene que estar ahí fuera hasta que acabe la entrevista. En esencia, todo sigue igual. Todos cambiamos constantemente, a diario. El cambio puede ser muy positivo. Cuando una persona no avanza y no evoluciona, muere por dentro. Siempre me preguntan eso con una connotación negativa, pero en realidad creo que es todo lo contrario. Con los ojos muy abiertos y siendo lo suficientemente receptiva, vas conociendo cosas y madurando. Se trata de que sea una evolución positiva.

ellos dos."

Juan Luis Sánchez
02/08/2006

Pedro Almodóvar : " Ser famoso te permite codearte con tus ídolos"

El viacrucis de Almodóvar
POR JAVIER RIOYO




de Rolling Stone de España 75 , marzo de 2000


Cuando estás en la cima, lo que sigue es el descenso. Hay que saber descender. Seguramente en la cima se está muy solo y hace frío. Es fundamental saber bajar cuando se sube tan alto. Algo así le puede estar sucediendo a Pedro Almodóvar. Nunca ningún director de cine español llegó tan alto, tan lejos, tan fuerte. No es fácil estar preparado para la bajada. Debe haber algo melancólico en la cumbre. ¿Cómo se verán las cosas, el mundo, las gentes, los trabajos y los días desde ese lugar? Está claro que Pedro Almodóvar se sabe defender en las alturas, tiene dominio sobre el vértigo. Es capaz de dar la vuelta a una situación aburrida, a un protocolo estrecho, a una audiencia somnolienta. Para los anales del saber estar y saber comunicar, sin salirse de madre pero sin corsés majestuosos, quedará la noche de los premios Goya, que con unas cuantas sinceridades, con unos cuantos guiños, consiguió complacer a nobles y plebeyos, a los del oficio y a los mirones, a monárquicos y republicanos. Su diálogo improvisado con el príncipe Felipe con final coral de las gentes del cine, ya está en los anales de la sabiduría comunicadora, un territorio donde Almodóvar sigue siendo el rey. Para ir con esa normalidad, con ese desprejuicio por el mundo, no viene nada mal que en el feliz vía crucis de Almodóvar se hayan dado cenas en casas de gentes tan glamourosas y poderosas en Hollywood como la de Warren Beaty y su mujer Annette Bening. Yo creo que Almodóvar es cada vez menos mitómano porque él ya sabe lo que es estar cerca de muchos mitos, sabe que está en el camino de ser él mismo un mito en crecimiento. Hace algunos meses, en presencia de Guillermo Cabrera Infante, Myriam Gómez y Juan Cruz, nos contaba su relación con los mitos: "No soy un gran mitómano, pero naturalmente me emociono cuando conozco a Lauren Bacall y me gasta bromas o me coge de la mano como una niña. He conocido a muchos de mis ídolos, en situaciones a veces mitificables, pero cuando me ha ocurrido a mí me parecía normal. Por ejemplo, en el Festival de Cannes del 92, que se inauguró con Instinto Básico, después de la proyección iba yo con una deslumbrante Bibiana Fernández embutida en un Versace tan desmesurado como ella. Íbamos por esa especie de alfombra interminable que te conduce a la cena después de la proyección. A mitad de camino, Bibi entró en el lavabo, yo la esperé en la puerta; al mismo lavabo entró Catherine Deneuve y poco más tarde Monica Vitti. Me imaginaba la escena que estaba ocurriendo dentro -Bibí me la relató después- Bibí, Catherine y Mónica retocándose los labios, juntas, frente al mismo espejo. Resulta altamente mitificable, pero a la vez absolutamente natural, al fin y al cabo estábamos en Cannes".
Ahora que está a punto de la definitiva conquista de Hollywood, que sabe por su feliz y excesivo víacrucis de premios que los tiene entregados, recuerda como vivió aquél primer deslumbramiento, cuando llegó como finalista con Mujeres al borde de un ataque de nervios. Llegó con su inglés incipiente, en compañía de su hermano Agustín y de gran parte de lo más representativo de las chicas Almodóvar: "A las pocas horas de llegar al hotel me llamó Jane Fonda en persona, quería comprar los derechos de la película para hacerla en inglés y sonaba por teléfono como una 'groupie'. Organizó una fiesta en su casa, con algunos amigos íntimos. De aquella fiesta me impresionó mucho ver en las paredes cuadros abstractos firmados por Henry Fonda y también disfruté viendo cómo Jack Nicholson flirteaba con Bibí; ambos habían coincidido en el Stadium de los Lakers y Nicholson se había fijado en ella. Pensó, según él mismo confesó: '¡Qué chicas tan altas vienen a ver baloncesto!'. También estaba en la fiesta su novia amante de media vida, la adorable Anjelica Huston, a punto de abandonar a Nicholson por alguien más estable. Estaba Cher con un novio muy joven. Tuve que traducir a Loles León todos los comentarios sobre su mutua afición a los quirófanos... Fue una noche deslumbrante, y como tal la vivimos. Al día siguiente me recibía Billy Wilder en su estudio... Aunque, verdaderamente, lo que más me excita no es conocer personalmente a mis ídolos, sino entrar en contacto con ellos cuando todavía están en buena forma. He disfrutado el talento de Lola Flores y Chavela Vargas cuando aún estaban en activo. Y todavía me derrito sólo con oír hablar a Jeanne Moreau, una de mis actrices favoritas de las vivas. Ella me enseñó, nos enseñó a todos los que estábamos en la edición del 50 aniversario de Cannes, cómo se debe dominar un escenario. Ejerció de maestro de ceremonias. El espectáculo fue muy simple. Un escenario descomunal, una actriz frente a un micro en el centro y una larga lista de nombres y fechas. Jeanne tenía que leer los títulos de las películas que habían ganado la Palma de Oro, cuyos directores estaban vivos y en el local, 30 en total. Tenía que leer el título de la película, el año de producción y el nombre del autor. El autor subía al escenario y esperaba al resto, para saludar al final. Moreau nos pidió que no aplaudiéramos hasta el final. Y empezó el monólogo, uno de los más bellos que yo haya escuchado. Jeanne llevaba un traje de payaso firmado por John Galliano. Un disfraz dificilísimo de llevar. La misma e indescriptible voz que a mí me había arrebatado en Moderato Cantabile, empieza a desgranar uno a uno los títulos, las fechas, los nombres. Más de uno lloramos, era la demostración de que para que ocurra el milagro sólo se necesita una actriz, eso sí, descomunal, el resto es secundario. Al final, después de leer la última Palma de Oro, Jeanne dijo en el mismo tono limpio, casi neutro: 'And now, standing ovation'. Y por supuesto nos pusimos de pie como un solo hombre, y llorábamos y aplaudíamos. Adoré conocer a Jeanne Moreau cuando todavía era capaz de hacer lo que hizo en el escenario. Son ese tipo de cosas que uno no olvida".
Con esas lecciones, con esas amistades, con esa sinceridad en cómo recibe y de quién las emociones, la amistad o el cariño, se puede entender como Almodóvar no va por el mundo del cine, por las cimas de la fama, con aquella alegría empalagosa, con aquella sonrisa a calzón quitado que tuvimos que sufrir con el triunfador del año pasado por estas fechas, Roberto Benigni. Almodóvar tiene otro estilo, sus risas y sus llantos no han sido diseñados con los materiales del gran banco internacional: la intensidad emocional. Ni en su estilo, ni en su cine. No hay en sus películas nazis malos, judíos buenos, niños sin padres, pobres felices de positivos y emocionantes sentimientos. Sus buenos y sus malos, ni son tan buenos ni tan malos. Y siempre son poco comunes, fuera del diseño universal de lo tragicómico para todos los públicos. Almodóvar hace universales unas emociones que están más cerca de lo excéntrico, de lo marginal y, sin embargo, llegan a todo el mundo por su verdad cinematográfica.
¿Eran creíbles las perversas rubias del cine negro, sus turbios malos, sus cínicos antihéroes? Lo eran por la potencia de su cine, de sus actores o de sus guionistas. Ahora lo son, por las mismas razones, los personajes de Almodóvar. Ha conseguido conmover a mayorías con su galería de excéntricos humanos, demasiado humanos.
Ya no sorprende reconocernos en las sensaciones, las situaciones o las emociones de travestis embarazando a hermosas vírgenes, el egoísmo de jóvenes lesbianas yonquis, la bondad de niñas bien que se embarazan de transexuales. Nadie es un freak en el universo de Almodóvar. Todos somos trémulas criaturas. Esos humanos de su última película resultan tan queridos, odiados, cercanos y necesarios como lo fueron los héroes o antihéroes del cine de los años dorados. No hay nadie en la vida tan malo como Bette Davis ni tan bueno como Penélope Cruz en el cine. Precisamente hacernos creer esas pasiones humanas, esas conductas, esas relaciones es lo que hace de Almodóvar un autor universal.
Y entonces, ¿qué pasa? ¿por qué al lado del éxito global, del feliz camino de baldosas amarillas hasta el triunfo final, también nos parece que Pedro -¡tantas veces Pedro!- está viviendo una especie de víacrucis? Si bien sus estaciones no están decoradas con coronas de espinas, ni latigazos, ni insultos, sino con premios, reconocimientos, aplausos, no deja de ser un camino de perfección que también te deja muy solo. Vale, lo has logrado, eres mucho más rico, más famoso, más reconocido, premiado y prestigiado. ¡Hasta consigues triunfar en los Goya! A tus pies rendidos ya están los críticos, los globos, los césar, los oscar y las taquillas. Te tiran los tejos los productores de Hollywood, los actores del planeta o los guionistas de prestigio. Y tú, que hasta ahora has hablado de tu mundo, de tu pandilla, de tu pueblo, tu ciudad, tu casa y de tu madre, tú que has podido rodar tus pasotes y tus tristezas, ¿qué podrás contar desde el gran triunfo?
No debe ser fácil tener hasta el final esa capacidad para saber escapar, para fugarse por caminos no transitados, hay que tener la inteligencia de saber huir hasta del éxito. Es posible que haya que escapar sufriendo, pero hay que escapar. Hay que conquistar el honor y el valor de decepcionar, estar preparado para el desencanto después de haber sido el gran encantador. El poeta francés, René Char, dejo escrito: "Comencé por soñar las cosas imposibles; luego, habiéndolas alcanzado, lo posible a su vez se tornó imposible". Eso es lo malo de los sueños, que terminan por cumplirse. Y cuando se cumplen algo de su encanto se desvanece.
Yo creo que lo sabes, que estás preparado para tus arrugas, para las arrugas de Banderas, para las de tus chicas y para las de tu cine. Para no dejarte atrapar, para no convertirte en un personaje del universo de la "glamourización universal". Hace poco has contado que en tus días de recoger premios, de triunfador del año en la cima del mundo, tenías una vida aburrida, una vida al borde de la depresión, que te sentías raro, precisamente allí, en el centro del mundo del cine, en el corazón de los deseos soñados.
Con tu cine cada vez nos reímos menos y nos gusta más. ¡Aunque tampoco nos importaría nada que te tomaras un descanso con una película de risas y lujos estilo Katherine Hepburn en Philadelphia o de disparatados enigmas entre los lagos de Florida o de amores locos con prostitutas del Barrio Chino de Barcelona! Es igual. Tú mismo. Después de los fogonazos mundiales, de soportar todo sobre las primeras páginas, tendrás que volver a tu casa y tus cosas. Escuchar las melancolías que canta Caetano Veloso, pelear contra los kilos, las tentaciones, los placeres de aquí abajo, mientras decides cuál será tu próxima película. Quizá la más difícil de tu carrera. Algo así como seguir escribiendo después de haber firmado Cien años de soledad. Eso, seguramente, lo decidirás en Madrid entre soledades y compañías, con tus escapadas sin guardaespaldas, con tu libertad de haber tenido éxito y no dejar que la fama te emborrache. Hace algún tiempo nos contabas la diferencia entre la fama y el éxito. No querías el peso de la fama. No te fiabas de esa compañera que al acompañarte de manera tan abrumadora te puede deformar y pesar como una chepa. Todo lo contrario del éxito, ése que te permite la libertad de hacer o no hacer, de decidir sobre tu futuro o hacer tu próxima película en París, Hollywood o Vallecas. El éxito siempre tiene un exquisito y dulce sabor, que se añora cuando no se tiene y se disfruta cuando se está viviendo. Lo contrario de la fama que, según tus palabras, "la única Fama de sabor dulce que yo he conocido es un turrón, y esa marca de turrón ya no existe".
No eres mitómano. Ahora eres un mito. No se puede ser mitómano, al menos no de la misma manera que cuando éramos chicos del montón. Ningún chico del montón, ningún chico del periódico, se merienda las estrellas como si fueran nocilla. Sé que el mito no se te sube, también que todo lo que sube, baja. Y ahora, otra vez en estos barrios, otra vez entre los nuestros; precisamente ahora tendrás que decidir si podrás soportar por mucho tiempo el convertirte en petarda amable que pasea de fiesta en fiesta por la imposible ciudad de Los Ángeles, pasar la noche de estrella en estrella, o buscarás tu refugio en esa novela francesa que te gusta, en otra historia que tienes pendiente y cercana o en ese aplazado The paperboy que tanto te gusta y tanto miedo te da. Los amantes de Pete Dexter, los que gozamos con aquella novela que también pasó al cine, Paris Trout, estamos deseando verte por esas historias de periodismo, violencias, amores perversos, asesinos y otros buenos chicos del estado de Florida. Una buena manera de seguir siendo Almodóvar, entre Hollywood y Calzada de Calatrava, así me imagino las historias de esos peculiares reporteros del Florida menos turístico. ¿Se podrá seguir siendo, después del éxito, el independiente Almodóvar? ¿Se dejarán "almodovarizar" los de aquel lado del paraíso? ¿Ellos serán el verdadero infierno?
Aquí también tenemos lo nuestro. También somos capaces de muchos infiernos y de algunos lugares placenteros. Entre los placeres de aquí abajo, como los llamaba Buñuel, tampoco está mal ocuparse un poco del futuro vino de los Almodóvar. No está bien que Agustín se quede solo en la bodega, en los viñedos; la elaboración de un vino, su crianza, la busca y captura de los enólogos, eso es un casting que no lo soluciona ni una Bilbatúa. También haces falta para esto de los vinos. Primero hay que aclarar si tendremos denominación de origen Rioja, La Mancha o Almodóvar, que tampoco es mala marca. Etiquetado por Oscar Mariné y conseguimos -conseguís, quiero decir- tumbar como bebida de moda al más absoluto de los vodkas. ¡Cuántas cosas tiene que hacer un triunfador! ¡Qué vía crucis! ¡Qué cansancio!
De vez en cuando no viene mal volver a los clásicos. Recordar, por ejemplo, ese clásico tan tuyo, Truman Capote, en ese prólogo que tanto te gusta de Música para camaleones, con ese final en el que tenía que enfrentarse a lo que haría tras terminar otra de sus piezas maestras: "Entretanto, aquí estoy en mi oscura demencia, absolutamente solo con mi baraja de naipes y, desde luego, con el látigo que Dios me dio".

Guillermo Cabrera Infante asombrado de ser famoso

¿Cómo y cuándo se dio cuenta Guillermo Cabrera Infante de que "el fardo de la notoriedad" había caído sobre él? En "El peso de la fama" –el libro de Juan Cruz Ruiz comentado en este espacio hace un par de semanas– el escritor de origen cubano señala: "Cuando un día alguien me pidió un autógrafo me asombró enormemente, porque ¿para qué querían un autógrafo mío? Eso es algo que surge espontáneamente pero muy asombrosamente para mí, tan asombrosamente como decir que a las 11 de la noche en Londres me han llamado a la puerta para ver si yo vivía ahí... Una vez íbamos por la pradera americana en tren, estábamos sentados Miriam y yo... y llegó un indio totalmente indio, vestido de indio... trenzas, gorro... Y entonces el indio me dice: ‘Usted es Cabrera Infante’"




He aqui una nota del autor fallecido en 2005, publicada en http://www.cartadecuba.org/, uno de sus ultimos textos .



Los Fumadores de Picasso


El arte moderno nació del humo de un puro. Contaba Picasso que cuando él nació no respiraba ni daba ninguna señal de vida. Su abuelo, que fumaba puros, se acercó a la cuna para revivir al bebé dándole un auxilio de boca a boca; pero lo que recibió el bebé fue una bocanada de humo del puro. Su reacción fue inmediata y así vino a la vida. ¨Debo mi vida a un puro¨, solía decir Picasso. Y sin Picasso, ya se sabe, no habría arte moderno.
Picasso vino a vivir a París en 1904 y los Gitanes no comenzaron a fabricarse hasta 1910. ¿Qué cigarrillos fumaría Picasso en el interín?
Pero Picasso nunca fumó puros y sí innumerables cigarrillos Gitanes, redondos, de tabaco negro, con papel blanco. Aparece en las fotografías siempre con un cigarrillo en la mano o en la boca, entre los dedos, ubicuo: se trata de un buen fumador de cigarrillos. Los Gitanes son los cigarrillos de la Intelligentsia francesa. Sartre los fumaba, aunque también fumaba en pipa. Camus aparece en las fotos como un actor que imita a Humphrey Bogart. La manera de fumar de Picasso no lo presenta como un fumador en cadena, aunque sí como un habitué que fuma con avidez. Entonces los cigarrillos estaban en todas partes –en el cine, en el teatro, en la vida- no eran, como ahora, objetos fatales prohibidos por los politically correct. Picasso fumaba hasta hacer colillas de un cigarrillo que sostenía en sus dedos casi hasta quemarse. Apagaba las colillas en el suelo pisándolas, pero nunca tiraba las cajetillas. Cuando murió se encontró en su estudio pirámides de cajetillas vacías atadas con una cuerda. La bellísima cajetilla de Gitanes, con su bailarina española inspirada en Carmen.
En sus cuadros de entonces siempre aparecía la pipa: a veces larga, como pipas de alfarería holandesa, otras era una pipa corta. Pero hay un retrato notable de un torero que fuma un puro.
Picasso trata siempre de reconquistar la sonrisa, aunque esta vez no sólo es la sonrisa de las modelos, sino la sonrisa del espectador: Con Picasso se puede decir que el humor llegó a la pintura. Un cuadro de los inicios del cubismo analítico es un homenaje al hombre que fuma y se titula Joven de Pipa, y desafía toda contemplación.
La risa lo impide. Picasso devolvió la risa a la pintura cuando recobró la tradición Goya-Daummier-Toulose Lautrec. Alejó así las pretensiones serias (se dice científicas, de los impresionistas y aún más las de los postimpresionistas como Seurat) y dio paso al humor decorativo de Matisse tanto como a la risa absurda de Klee y a la sonrisa aséptica de Mondrian. Por eso, el escultor Jean Arp puede decir a la vista del arte actual: ¨Donde el arte entra, la melancolía se aleja, arrastrando con ella valijas de negros suspiros¨. Pero donde impera la sonrisa es en la serie de Picasso Los Fumadores.
Pero hay un Picasso dramático en otras telas de la época y un Picasso muy grave en los años de la Segunda Guerra Mundial. Con un antecedente trágico, su gran mural de Guernica, que se puede equiparar al Goya de Los Desastres de la Guerra. Los Fumadores son de las estampas más logradas de Picasso.

Charo López y la fama en el amor



Dice la actriz española Charo López : “En el amor vence el que se va. El que palma, el que se queda muerto ...es el que se queda. El que se va es quien gana siempre. El famoso es el que se va"

Una canción a la fama

Yo soy la fama
soy tristeza y sonrisa pagada
que con dinero se puede obtener
y escuchen por qué
doy placer y de regreso yo no pido nada
da trabajo llegar a la fama
y a la fama poder mantener.
No tengo amigos
y si un amor fácil lo consigo
así de fácil lo he de perder
Mi madre dijo: No seas un gran tenorio
pararás es un sanatorio
y allí fama y todo has de perder.
Si si si si porque yo, yo soy la fama
soy aquel que la gente reclama
pero nadie puede comprender.
.

Quieren la fama, pero la fama cuesta



Publicado el 05-12-2008 , por Carmen Méndez en www.expansion.com


Tres puntos de vista para estos tiempos vertiginosos en los que el espectáculo forma parte de la vida. Hay grandes actores: ¿cómo llegan a lo alto?
“A esta profesión se la quiere mucho. Y yo, que llevo en ella 50 años, empecé a tomarle cariño desde abajo, trabajando duro día a día”. Álvaro de Luna es de esos actores que se han ganado el respeto y el aprecio del público a pulso, con el trabajo bien hecho a lo largo de toda una vida. Llegó a la profesión de forma extraña, como cuenta él, “como especialista. Luego empecé con el cine, el teatro, la televisión... Entonces nadie quería ser famoso. Más que famoso, yo prefiero la palabra conocido, que no es lo mismo. La gente quería hacer una buena función, una buena película”. Hoy, en cambio, abundan los actores o aspirantes a actores “que tienen vocación de famosos”, como apunta Manu Díaz. Manu lleva más de diez años trabajando en cine, teatro y publicidad, y acaba de regresar de Nueva York, de un seminario de interpretación con uno de los grandes, John Strasberg. Para él, “la formación es el medio de estar vivo y no caer en la rutina y en el desánimo que a veces puede provocar la profesión”. Un oficio que es una pasión para estos dos actores, que intercambian pareceres. Los dos coinciden en que hay una generación joven de actores españoles que es la mejor formada que hemos tenido nunca. Pero la prisa por alcanzar la fama puede ser un problema. La vía rápida es la televisión, ya sean las series o los concursos que ‘forman’ famosos en cuatro sesiones. Así lo reconoce todo un experto, Luis Gimeno, director de reparto de la serie Hospital Central desde hace diez años, que también imparte clases en la escuela Arte 4. “Hay mucha gente que lo único que quiere es triunfar y hacerse famosa. Incluso hay actores que han hecho su carrera y no quieren hacer teatro, sólo cine o televisión. Te puede gustar un medio más o menos... ¡pero un actor al que no le guste el teatro! Para mí es impensable. El teatro no da fama mediática ni dinero... pero a un actor, el teatro se lo da todo”. Álvaro de Luna reflexiona sobre el ritmo vertiginoso que sufrimos todos. “No sólo son los actores; la sociedad ahora tiene más prisa. Antes, si un actor a los 40 años no había hecho un protagonista, aún estaba en edad; ahora lo tienes que conseguir todo antes de los 30”. La proliferación de series televisivas son un trampolín rápido hacia la fama. “La competencia por hacer cualquier pequeño papel es mortal. Un casting es tremendamente competitivo; eso es bueno, pero también puede ser terrible”, asegura Manu Díaz. El valor de la experiencia “Yo nunca he ido a un casting -dice Álvaro de Luna-. Ojalá los actores de mi generación hubiéramos tenido tantas posibilidades de formación como se tienen hoy. Nosotros aprendíamos a golpe de experiencia”. Para llegar a ser actor, muchos eligen estudios oficiales. Pero hay, además, una proliferación de escuelas que no siempre garantizan una formación sólida. Como muchas cosas en estos tiempos exprés, se pretende aprenderlo todo en dos meses. Hospital Central lleva 14 años en antena, y por su perfil, permite dar trabajo a muchos actores a los que, a menudo, se ofrecen papeles cortos pero intensos. Desde esta experiencia, Luis Gimeno es un observador de excepción, que apunta a ese fenómeno que son las series de perfil adolescente. “Hay series que buscan perfiles de actores cada vez más jóvenes. Te piden chicos de entre 14 y 16 años, que no tienen tiempo de formarse. Eligen, simplemente, a alguien que resulte natural ante la cámara. Si los chicos son listos, aprovechan la oportunidad y aprenden de todo, y sobre todo, de los actores veteranos. Si no lo son, se llenan de vicios. Hay gente que empezó en series como Al salir de clase, y veías el aparcamiento de los rodajes con chicos de 18 y 19 años con BMWs y Porsches descapotables. Eso hace un daño terrible. Se ven famosos y con dinero, pero sin la madurez suficiente para asimilar la fama”. De estas series, a la larga quedan pocos supervivientes. “Muchos se ponen a estudiar a posteriori, para volver a subirse al tren”, dice Gimeno. Luego está la tiranía de las modas en las series. Por ejemplo, la moda de colocar modelos sin ninguna formación dramática, sólo por motivos comerciales. Los actores se deprimen, con razón, cuando ven que estas personas consiguen un papel fijo en una serie, algo que cuesta muchísimo, como saben todos los que se mueven en este mundo. “Hay series que tienden a contratar jóvenes con un físico concreto”, apunta Manu Díaz. Y es cierto: los directores buscan con frecuencia un físico determinado. Pero como señala Álvaro de Luna, “lo que se necesiatn son actores, con todo lo que implica esta palabra. Siempre será mejor un buen actor aunque no dé el físico, que uno que dé el físico y no sea actor”. El mundo de los actores es, además, altamente sensible. “La paciencia es vital en esta profesión –afirma Álvaro de Luna–_. No siempre se trabaja de forma continua, hay temporadas en las que no hay trabajo. Hay que esperar para hacer los planos; en cine hay que esperar a ver el resultado. El que no tenga paciencia, que se lo piense”. También es un mundo de egos, como destaca Luis Gimeno. “Los directores tienen un ego tremendo, y luego están los actores, que no les van a la zaga. Muchos llegan a las pruebas en plan “descúbreme, mira que bueno soy”. Muchos actores son muy frágiles; los artistas en general lo son. Es difícil que vivan en un término medio. Si trabajan y les va bien, se comen el mundo”. Es una profesión difícil y a menudo injusta, sobre todo con las mujeres, como dice Gimeno, para las que empiezan a escasear los buenos papeles a partir de los 40 años. Pero como concluye Álvaro de Luna: “En este oficio no todos tienen la posibilidad de dar todo lo que tienen, y para muchos es muy duro. Pero cuando lo llevas dentro, no puedes ser sino actor”.
http://www.expansion.com/2008/12/05/entorno/1228506803.html

Jorge Valdano opina sobre la fama



Nota de María leach en el diario " La Vanguardia" de España, del 27/ 12 / 2008




Jorge Valdano asegura que "la fama es tramposa e impostora"

El ego es como un estómago: cuanto más se come más grande se hace
Firma autógrafos, llena estadios, sube audiencias y todas las miradas se vuelven a su paso. A muchos, la vida del famoso les parecerá envidiable, pero ¿qué precio paga a cambio? La fama es las más de las veces un regalo envenenado que, si no se abre con máxima cautela, puede acarrear nefastas consecuencias


¡Qué mala fama tiene la fama! Ningún experto habla bien de ella. La llaman tramposa, impostora, estúpida, egocéntrica... de todo menos guapa. No lo dicen porque sí. En el camino del anonimato a la popularidad, el número de damnificados supera con creces al de los que logran salir indemnes de la experiencia. Pese al riesgo, los famosos siguen creciendo como setas a nuestro alrededor. Porque la fama, nos guste o no, es uno de los grandes valores de cambio de la sociedad actual. En cualquier profesión y condición, el éxito se mide ya en términos de popularidad y reconocimiento. De lo contrario, parece que no eres nadie. Por tanto, no es de extrañar que miles de personas se empeñen en ser vistas cueste lo que cueste, sin importar el precio que deban pagar a cambio.
Salvo excepciones, la fama otorga una luz especial a quien la posee, haciéndole más atractivo, interesante y seductor a ojos de los demás, y éstos son atributos tan tentadores como adictivos para el ego humano. "Quizás por eso, la fama se ha pervertido", opina el ex futbolista Jorge Valdano, hoy vicepresidente del Grupo Inmark, especializado en inteligencia comercial y desarrollo empresarial. "Antes llevaba implícito el prestigio, pero ahora llamamos famoso a cualquier personaje que sale en televisión vendiendo su vida privada o asociado a la imagen de alguien conocido". En el fútbol, la fama también ha cobrado un papel mucho más importante. "El futbolista ha pasado de ser alguien que practicaba bien un deporte a convertirse en un modelo social basado en astutas labores de marketing. No hay más que ver el caso de Beckham". En cualquier caso, la fama sólo sirve para alejar a la persona de su esencia y convertirla en una guiñolización de sí misma, explica Valdano. "Es tramposa e impostora porque se te mete por vericuetos y acaba desdoblando tu personalidad. Todas las referencias que obtienes son externas y al final uno las termina necesitando para sentirse con confianza. Como resultado, el personaje famoso adelanta al auténtico y ahí está el peligro. Cuanto más célebre eres, mayor es el desdoblamiento. Una popularidad de dimensiones maradonianas conlleva terribles consecuencias a las que nadie escapa". Dentro de esta afición generalizada por adquirir notoriedad, Xavier Cassadó, director de contenidos de la productora de Andreu Buenafuente, El Terrat, remarca que es conveniente diferenciar dos tipos de famosos: "Por un lado, están los que ya tenían el objetivo de alcanzar la fama y, por otro, los que la obtienen a causa de su profesión. Si apareces en televisión, la fama es algo que entra en nómina y no todo el mundo está dispuesto ni preparado para afrontarla". No en vano, la pequeña pantalla es la principal y más rápida fábrica de celebridad, no sólo por la proliferación de reality shows, sino también porque es un embudo de cualquier temática: deportes, cine, humor... En opinión de Juan Cruz, periodista y escritor, autor de El peso de la fama (El País-Aguilar, 1999), tampoco es comparable la popularidad que tiene un escritor consagrado a la de un cantante de moda: "Apelan a mundos distintos. El escritor requiere lectores que se hacen uno a uno y el cantante requiere masas. Aun así, hay de todo. Hay escritores que se creen cantantes y viceversa. En el caso de quien no quiere la fama pero la obtiene a raíz de su profesión, ésta no le impedirá seguir adelante con su obra. Sin embargo, los que la desean a toda costa se delatan en seguida, pues pierden más tiempo conservándola o acrecentándola que haciendo algo útil". Según el Diccionario de la Real Academia, la fama es la opinión que la gente tiene de la excelencia de alguien en su profesión. "En dosis adecuadas, la fama actúa como revitalizante de la autoestima, pero en cantidades excesivas puede causar una hipertrofia narcisista, como les sucede a algunos famosos" –comenta Inma Puig, psicóloga clínica y profesora en el departamento de Dirección de Recursos Humanos de Esade. "Ya Carl Gustav Jung era consciente de esto y, cuando alguien se le acercaba a contarle un éxito, siempre respondía lo mismo: espero que no te haya dañado demasiado". Así las cosas, tras la popularidad y el reconocimiento, los siguientes invitados a la fiesta de la fama son el egocentrismo y la vanidad, una circunstancia que en realidad no proviene del propio famoso, sino del trato que éste recibe por parte del entorno. "Esto se hace evidente en el terreno futbolístico –declara Valdano–. Los jugadores producen una fascinación casi infantil en la gente adulta. Nadie los trata como personas normales y eso contribuye a aumentar su poder, a que se crean el epicentro del mundo. Si a un chico de diecisiete años la gente lo confunde con Dios, ¿cómo va a contradecir a los mayores? Lógicamente, creerá que la gente le adora. Una referencia peligrosa que debe tomarse con cuidado...". El ego es la principal víctima para Xavier Cassadó: "Es como el estómago que, cuanto más comes, más se engrandece. El famoso está acostumbrado a recibir alabanzas cada cinco minutos, por lo que tiene un ego mayor de lo normal, que necesita más alimento que el de la gente anónima". Un superávit de halagos que crea adicción y que no suele ser fácil de digerir, tal como afirma Juan Cruz de forma rotunda: "Si el famoso no es capaz de aceptar que por dentro sigue siendo la misma persona, se convierte en estúpido y en inaguantable. Y en realidad no tendría que cambiar en nada, porque por muy popular que sea seguirá teniendo que aguantar (y aguantarse) las mismas miserias. La sencillez es una larga carrera de obstáculos". "El mejor cable a tierra es la familia –prosigue Valdano–. Cuando Maradona aún era muy joven, pero ya una cosa seria como jugador, si llegaba tarde a su casa a la hora de comer, toda la familia lo esperaba. Nadie comía si no llegaba Diego. En cambio, tenía otros hermanos que, si llegaban tarde, se comía igualmente. Ahí está la clave. Cuando los tuyos te empiezan a tratar como alguien especial, la trampa es mucho mayor. El hogar tiene que ser un lugar donde uno se sienta normal. Igual que con los amigos. Si ellos también contribuyen a distanciarte del que eras, la situación irá de mal en peor". Se busque o no, nadie discrepa de que la fama afecta siempre, incluso contra la propia voluntad, por mucho que la mayoría de las celebridades asegure lo contrario a través de los medios. "Entrar en un local cualquiera y comprobar cómo absolutamente todos los presentes saben quién eres te ha de influir por fuerza. No es una situación natural ni habitual. De repente, posees una repercusión fuera de lo común", apostilla Cassadó. Así lo reafirma Inma Puig: "El entorno de un individuo con éxito cambia por completo: su forma de mirarlo, las expectativas hacia él, el nivel de exigencia... Por ello, si a su alrededor todo cambia, inevitablemente él también cambiará". De hecho, no todo el que se hace famoso sabe adaptarse a la nueva condición, ni tiene la madurez o las herramientas necesarias para canalizar las ventajas e inconvenientes que ésta entraña. Observando la transformación física de Michael Jackson, los escándalos públicos de Britney Spears o la explícita drogadicción de Pete Doherty, el ex de Kate Moss, se pueden extraer conclusiones parecidas. Menos graves, aunque igual de abundantes, son las excentricidades entre los famosos. Woody Allen duerme con los zapatos puestos, Mariah Carey se baña en agua mineral francesa junto a su mascota y el rapero Eminem exige en los hoteles una habitación repleta de videojuegos último modelo. De momento, no hay estudios científicos que aporten datos fiables acerca de si las personas con popularidad muestran más rarezas que la gente anónima, pero es evidente que la fama a menudo se cobra en forma de extravagancia, despilfarro, vivencias extremas, relaciones inestables... "Hay casos de todo tipo –manifiesta Juan Cruz–. Rafael Azcona era famosísimo por su trabajo, pero hasta doce años antes de su muerte nadie supo nada de él. No aparecía en los sitios, no daba entrevistas... Le gustaba ser reconocido, más que conocido. Tampoco me imagino a Hawking o a Emilio Lledó padeciendo esos síndromes. Pero, claro, sí a gente como Leonardo DiCaprio o Enrique Bunbury. Me parece que a ellos les gusta pagar ese precio porque es una manera de huir de ellos mismos". Y del trastorno al desastre muchas veces hay un pequeño, pequeñísimo, paso. Las tragedias derivadas del éxito suman también una larga lista. Cuentan que Elvis, tras concluir uno de sus últimos conciertos, fue instado por sus mánager a esconderse en el asiento trasero del coche con la excusa de burlar a la masa de admiradores que le aguardaba a la salida. La realidad, sin embargo, era bien distinta. Nadie estaba esperando al otrora Rey del Rock and Roll y, temiendo lo fatal que podía resultar aquella visión en un ya deterioradísimo Elvis, se optó por fingir que todo seguía como siempre. Al poco tiempo, ocurrió lo que muchos creen inevitable cuando la fama se vuelve tan tóxica que ya no hay posibilidad de retorno a la objetividad. Inma Puig asiente: "Tras un periodo de notoriedad, el olvido actúa como un amplificador del dolor y se produce un malestar que guarda cierta semejanza con el síndrome de abstinencia". Igual de claro lo tiene Valdano: "La popularidad desaparece y te quedas de nuevo solo contigo mismo. Aquellos que antes dieron mucha importancia a la voz de fuera se sienten muy poca cosa. Cuanto mayor es el triunfo y mayor es el personaje que te has creado, mayor es la frustración posterior. Si nunca te preocupaste de que el medidor de felicidad estuviera dentro de ti mismo, entonces la enfermedad acaba siendo terminal". La película Eva al desnudo es el mejor ejemplo del declive del famoso para Juan Cruz: "El cine, que tanto hace por la fama, la describe también con mucha crudeza, explicando la desdicha que a veces fabrica en el alma de los hombres. Lo peor de ser famoso es, sin duda, dejar de serlo". ¿Nadie se salva? "En confianza: hasta aquellos que más dicen abominar de la publicidad y de la popularidad se meten en ella como si necesitaran un biberón de fama todos los días", concluye Cruz.



Rihanna se siente sola en la cima

Rihanna no lleva nada bien el hecho de ser famosa cuando se le pregunta acerca de su vida privada. La cantante de "Umbrella" ha declarado «quiero felicidad. Quiero a alguien que esté dispuesto a crecer conmigo, que me respete, y yo le daré todo eso a cambio. Debe ser una buena persona para mi. Es todo». Además, dijo, «es difícil mantener una relación y ser famosa. Y aunque no estuviera en una relación, la gente me quiere agarrar, meterse en mi vida privada todo el tiempo».
La artista dice sentirse perseguida y acosada por los paparazzi. «No quiero siempre tener que estar frente a una cámara luciendo mi mejor cara. A veces, solo quiero ser yo. Pero es difícil cuando la gente espera fuera de mi casa y me acosa. Me siguen, me gritan, y no los puedo detener», confesó.
La cantante se explayó en torno al lado oscuro de la fama : "la fama es solitaria. Al principio, es como un golpe de adrenalina , es como un sueño . Al principio lo disfruté y no me di cuenta de que estaba sola, sin la gente que quiero. pero despues de un rato se vuelve repetitivo y rutinario, y te encontrás pesnado : " Aca estoy, sola otra vez, en un cuarto de hotel solo yo y el el televisor"." Cuando estás en el candelero,la gente te pregunta " ¿ Hey, de que te tenes que preocupar?" . Olvidan que el éxito es solo un aspecto de tu vida , pero detras de eso hay problemas, soledad es infelicidad . "La artista de 19 años también reconoce haber tratado de ganarse amigos verdaderos en el mundillo de la música, donde ella no confía en nadie . Ella afirma " En este negocio la gente es chata, superficial y deshonesta . No puedes confiar en ellos . Yo tengo un don para captar cómo son en verdad las personas: me siento en silencio, te observo callada y ya sé cómo eres . Eso me ayuda saber cómo jugar este juego, porque muchas veces lo tienes que jugar . Y es un juego que en verdad apesta" . Si ven la entrada de este blog respecto al sistema de George Clooney para evaluar a las personas , verás que Rihanna y George ya pueden asociarse y armar una oficina de Recursos Humanos o una agencia de detectives : te miran y ya saben quién eres .

Los Black Eyed Peas y cómo administrar la gloria

Ayer vi en la tele una entrevista a los Black Eyed Peas donde el cantante negro y Fergie llevaron la voz cantante - bueno, son los dos cantantes del grupo - mientras los otros dos bostezaban . Y decían : " El éxito te viene y no se sabe cuándo acaba . Es algo que uno no puede controlar. Asi que todos nosotros sabemos que un año de éxitos es algo que no se puede desprediciar. Las compañías grabadoras te dicen " preparen algo para el año que viene " , pero nosotros sabemos que en este negocio, un dia te aman y al otro día no eres nadie. Ahora estamos estimulados e inspirados. Entonces le dijimos al manager : " No vamos a esperara otro año para sacar otro album , lo queremos sacar este año ". Nos dijeron que era imposible . Pero así lo hicimos. Grabamos en estudios de todo el mundo, en medio de las giras, sacando temas nuevos en habitaciones de hoteles. Y asi salió un disco entero y muy bueno, justo después de " Elephunk" , porque nosotros lo quisimos. Y igual se vendió muy bien , e impulsó más giras. Para nosotros lo importante es la música , hacerla lo mejor posible, de manera que nosostros la disfrutemos. Si nosotros la disfrutamos, atrás vendran miles a querer comprarla y a querer vernos en vivo. Ahora tenemos ganas de hacerlo, mañana no sabemos. Por supuesto, no nos creeemos a los aduladores y oportunistas que se nos acrecan. Tratamos de evitar a todos los " yes men" , que son los que te dicen " sí " a todo cuando estás en el tope de la fama : " Sí, lo que quieras " , " sí, como quieras" . Lo unico que cuenta son los contratos firmados , y los planes organizados de acuerdo a lo que nosotros sabemos que funciona. Y hasta ahora, mantener la cabeza fría sabiendo que queremos crear , y a gran velocidad, nos ha dado resultado.