viernes, 17 de diciembre de 2010

Gustavo Santaolalla y la fama

-Da la sensación de que ganar tantos Oscar y Grammy no te cambiaron. ¿Cuál es la fórmula para no perder el norte?

-Esas son cosas que aprendí de mi viejo y de mi casa. Además, los reconocimientos más grandes los tuve en los últimos diez o quince años. Si me hubiera pasado cuando tenía 30 años, tal vez, me hubiera pegado de otra manera. Nunca hice nada para ganarme un premio, ni nunca hice nada por el dinero. Y soy consciente de que mi trabajo tiene dos cosas: una tiene que ver con el sudor y con estar comprometido, y otra está relacionada con que, como cualquier artista, uno es como una antena que baja todas las influencias del medio y las transmite al público. En el momento en que empezás a creer que sos vos, empiezan los problemas. Soy consciente de que tengo ese don y siempre espero afectar positivamente a la gente, que esto sirva para el bien. Pero no me interesa lo otro, es una torpeza y una pérdida de tiempo. ¿Por qué ganarte un Oscar o dos Oscar te tiene que convertir en un idiota?


Fuente: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1333048

Cuando la vida real no es más que una película

Un libro de Gabler analiza el fenómeno
Domingo 26 de agosto de 2001 | Publicado en edición impresa .
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Abundan en Hollywood los manuales para los adictos, que aconsejan cómo salvarse de las crisis y de la peligrosa marginación del trabajo que puede producir el stress derivado del éxito.

Entre ellos, hay un libro que se ha convertido casi en una biblia para ese mundo del cine que se busca a sí mismo, quebrado por el stress, pero también por la manipulación de los medios de comunicación, en una sociedad cada vez más inclinada al voyeurismo.

Se trata de "Life: the movie" ("Vida: la película"), de Neil Gabler, el psicólogo y ensayista autor de "Gossip, Power and the Culture of Celebrity" ("Chismes, poder y la cultura de la celebridad").

Gabler, contando muchos casos de vidas-espectáculo, acusa también a los medios, a los que considera culpables de amplificar el stress y la crisis de los actores y de elevar a modelos peligrosos incluso vidas de gente como la princesa Diana, O. J. Simpson o cualquier estrella deportiva, de la TV o del mundo del rock.

"El apetito de notoriedad, de éxito y la necesidad de ser los primeros en un ambiente altamente competitivo es un gran peso que se acrecienta también por causa de los secretos que a menudo esconde el ascenso a la notoriedad. ¿Cuánto le cuesta, por ejemplo, a un gay o a una actriz básicamente insegura esconder su propia condición? En este punto, los medios desempeñan un rol determinante espiando cada mínimo traspié y ciñendo a los actores a una vida de stress que implica precios muy altos."

Usina de neurosis
Pero el verdadero problema que el libro afronta es otro.

"La sociedad del espectáculo hollywoodense -dice Gabler en uno de sus pasajes- está tal vez hecha de modelos que reemplazan la realidad. Para ser fieles a esos modelos, para tener una imagen de máximo rendimiento, los actores viven en un peligroso estado de esquizofrenia en el cual, tal vez, la realidad ha sido sustituida por el espectáculo continuo."

El autor señala, además, que este proceso "envuelve también a muchas personas comunes, especialmente a los jóvenes, que se nutren de mitos, verdaderos o falsos".

"Hollywood es la mayor usina de neurosis", sostiene Gabler. Tal vez también las confesiones de muchas estrellas plantean que la dependencia forma parte del espectáculo. "Muchos auténticos valores de la vida son anulados por el show, y las nuevas tecnologías de la información están acelerando este proceso. El momento es peligroso también en los modelos culturales o populares propuestos y que el público devora sustituyendo inconscientemente la vida verdadera por el espectáculo y las confesiones de las vidas de los otros."

La fama trae problemas

La fama también trae problemas
Muchos actores de Hollywood pagan con stress y adicciones el precio de ser célebres
Domingo 26 de agosto de 2001 | Publicado en edición impresa .
Compartir. Paltrow: "La psicoterapia me ha rescatado de colapsos nerviosos".
(Corriere della Sera).- La niña mimada del cine estadounidense, Gwyneth Paltrow, proveniente de una familia de clase alta, confesó recientemente que asiste con regularidad al psicoanalista para sobrellevar el stress que padece desde que ganó el Oscar por su actuación en "Shakespeare enamorado": "La psicoterapia me ha rescatado de colapsos nerviosos, problemas de imagen y de responsabilidad de roles, de uniones sentimentales fallidas a menudo por causa de problemas más complejos. Si el problema no se cura a tiempo, andar a la deriva es facilísimo en Hollywood. Yo he intentado salvarme. Demasiado a menudo uno siente que la situación lo supera y se pregunta: ¿cómo puedo yo, una simple muchacha, pasar indemne por todo esto?"

Anteriormente, Gwyneth ya había revelado su fragilidad. Después de la ruptura de su noviazgo con Brad Pitt declaró: "Nuestra relación era insana y destructiva".

Ahora, la confesión de la actriz se produce poco después del derrumbe emocional de Mariah Carey, que estuvo internada en un neuropsiquiátrico luego del abrupto final de su relación con el cantante mexicano Luis Miguel, y de la decisión del grupo Backstreet Boys de suspender su gira porque uno de sus integrantes sigue un tratamiento para superar su adicción al alcohol, sin olvidar a Ben Affleck, que decidió iniciar una cura en un centro para alcohólicos de Los Angeles.

La palabra adicción, muy usada en Hollywood, no implica sólo depender de las drogas, el alcohol, las terapias y los tranquilizantes, sino también buscar seguridad en alguna secta. De hecho, muchos de los que llegan a padecer ciertos grados extremos de stress a menudo forman parte de la cientología, que garantiza a precios altísimos confianza en uno mismo e incluso, con apoyo psicoterapéutico, la salvación del matrimonio. (John Travolta y su mujer, por ejemplo, admitieron que han superado dos crisis gracias a la cientología.)

En público y en privado
Así como hay algunos actores que admiten públicamente su malestar existencial (como Hugh Grant, quien anunció que el excesivo stress lo puede llevar a abandonar el cine, o el golden boy de la televisión norteamericana, el joven Aaron Sorkin, creador de la serie "West Wing"), muchas tragedias se consuman detrás de cortinas de silencio.

Quienes no hablan de sus problemas en presente tal vez estén dispuestos a contarlos una vez superados. Así lo ha hecho recientemente la estrella de la televisión Rosie O´Donnell, admitiendo que ha salido de una depresión y de la dependencia de los tranquilizantes.

De Elizabeth Taylor a Melanie Griffith; de Robert Downey Jr. a Juliette Lewis; de Martin Sheen a Matthew Perry, los casos de intoxicación van en aumento. El propio Hollywood hablará de esto: el drama de los adictos pronto se verá reflejado en dos films: "Prozac" y "Novocaína".

Giovanna Grassi